miércoles, noviembre 11, 2015

12 de Noviembre

Mes de María Inmaculada




ACORDAOS
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se
ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado. Animado por esta confianza,
a Vos acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Oh madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benigna mente. Amén

2. María, Madre nuestra por serlo de Jesús
En dos momentos distintos, enseñan los santos padres, se demostró que María era nuestra madre espiritual; primero, cuando mereció concebir en su seno virginal al Hijo de Dios, como dice san Alberto Magno. Y más claramente san Bernardino de Siena, quien lo explica así: Cuando la santísima Virgen dio su consentimiento a la anunciación del ángel de que el Verbo eterno esperaba su aprobación para hacerse su Hijo, al dar su asentimiento pidió a Dios, con inmenso amor, nuestra salvación; y de tal manera se empeño en procurárnosla, que ya desde entoncesnos llevó en su seno como amorosísima y verdadera madre. Dice san Lucas en el capítulo 2, versículo 7, hablando del nacimiento de nuestro Salvador, que María dio a luz a su primogénito. Así que, dice al autor, si el evangelista afirma que entonces dio a luz a su primogénito, ¿se habrá de suponer que tuvo otros hijos? Pero es de fe que María no tuvo otros hijos según la carne fuera de Jesús; luego debió tener otros hijos espirituales, y éstos somos todos nosotros. Esto mismo reveló el Señor a santa Gertrudis, la cual, leyendo un día dicho pasaje del Evangelio estaba confusa, no pudiendo entender cómo siendo María madre solamente de Jesucristo, se puede decir que éste fue su primogénito. Pero Dios le explicó que Jesús fue su primogénito según la carne, pero los hombres son sus hijos según el espíritu. Con esto se comprende lo que se dice de María en los Sagrados cantares: “Es tu vientre como montoncito de trigo cercado de azucenas” (Ct 7, 2). Lo explica san Ambrosio, y dice que si bien en el vientre purísimo de María hubo un solo grano de trigo, que fue Jesucristo, sin embargo, se dice montoncito de trigo, porque en aquel sólo grano de trigo estaban contenidos todos los elegidos, de los que María debía ser la madre. Por esto,escribió el abad Guillermo: “En este único fruto, Jesús, único salvador de todos, María dio a luz a muchos para la salvación. Dando a luz a la vida, dio a luz a muchos para la vida”.

BENDITA SEA TU PUREZA
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día, alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Amén.

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